Sorprendentemente, hemos descubierto algo pedagógicamente imposible: en Chiapas, los niños de Infantil saben sumar o restar por decenas. Si eres maestro/a, te preguntarás qué sistema educativo milagroso se trabaja en México. ¿Será el famoso ABN? ¿O el método Singapur?
Las matemáticas y en concreto la numeración son conceptos enormemente abstractos para los niños hasta aproximadamente los 8 años de edad. Algunos diréis: pues mi hijo cuenta del 1 al 10. Y hasta en inglés. Ojo: no es lo mismo contar a modo canción o retahíla que uno aprende de memoria a comprender que 6 es más que 5 y no al revés, o que asociar la escritura del número 3 a una cantidad de 3 objetos físicos.
El nombramiento en sí de los números ya es difícil: ¿Por qué el 1 se llama 1 y el 2 se llama 2? Los números son nombres arbitrarios asignados a un símbolo por pura convención social. Pero con buena memoria, se aprenden. Lo malo es que ahí no queda la cosa para los pequeños cerebros de los niños de infantil: ahora toca manejar las cantidades, y también son arbitrarias. ¿Por qué al dibujo 5 se le asigna una cantidad de 1, 2, 3, 4, y 5 objetos? Podía ser otro símbolo, pero no lo es.
Luego va el orden numérico, que es sumamente complicado: el comprender que 6 es más que 5 y va después en una línea numérica es aún más imposible para una psique no abstracta, y en una edad en la que solo se aprende como real aquello que se ve y se toca. Hay que aprender que si pongo uno más, el número crece y se pasa al 6. Y que si quito uno, vuelvo al 5.
Por eso es bueno también enseñarles a contar del revés. El saber que 5 es menos que 6 y contar hacia detrás es importante para el concepto de substracción: la resta.
Por regla general, cualquier niño o niña con un grado intelectual elevado comienza a adquirir el concepto de adición (suma) a los 4 o 5 años, y el de resta a los 5 o 6 (1º de Primaria)
Ahora, de las decenas, ni hablemos. El sumar de 10 en 10 se empieza adquirir con el concepto de Decena (grupos de 10 números-cantidades) en 2º de Primaria, tras haber comprendido la Unidad.
Estamos hablando de que niños y niñas inteligentes en un grado alto de desarrollo madurativo no aprenden a sumar o restar de 10 en 10 hasta los 7 u 8 años de edad.
Pero sorprendentemente aquí en Chiapas, los niños y niñas de 3 años, ya suman y restan decenas.
Miércoles 26 de diciembre, Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas.
En una taquería, entra una niña de 3 años, de ropas raídas y cara churretosa. Debería estar jugando en un parque, saltando en un charco o tirándose de un tobogán. O a lo mejor chinchando a su hermano por una muñeca que quiere. Pero va cargando un palo más grande que ella con cientos de bolsas de plástico enganchadas. En su interior hay dos galletitas grandes. Ella las hace con su mamá te cuenta. Le pregunto si va al cole. Negativo: no va a la escuela porque tiene que hacer galletas. Te lo dice con cara de “pa qué preguntas si es obvio, todos los niños hacen galletas con sus madres” Afuera, sus dos hermanos de unos 5 y 7 años también venden galletas. A la madre no la vemos.
- ¿A cuánto la bolsa bonita?
- 10 pesos “señoda”
Lo de señora no me hizo gracia (nunca me hace gracia, dato sin importancia, padezco “señofobia”… no me gusta saber que para los niños ya parezco tan mayor)
Le damos una moneda de 20 pesos. Total no se va a dar cuenta, y así lleva más dinero a casa.
- Toma gordi dame una- le pongo los 20 pesos en la mano.
La chiquita se mira la mano, y me mira extrañada.
- ¿Dos “bositas” pues?
Me quedo muerta.
- No mi amor, una solo
Rápidamente se saca del bolsillo unas monedas, las mira, elige la de 10 pesos, y me la tiende. Casi me da ya un tic en el ojo derecho.
- Le “teno que dad dies” pesos pues – me contesta, con los ojazos bien abiertos enmarcados de pestañas negras y las manos en alza. Su mirada es la de una niña de 8. Es obvio para ella. Esta güera es tonta y no sabe restar.
- No cielo, con una va bien
Me vuelve a mirar con cara extrañada. La güera blanquita me da 10 de gratis y no quiere otro paquete. Definitivamente es tonta. Por si acaso reafirma.
- ¿”Segudo”?
- Si cariño
Era muy graciosa. Cuando se fue, inevitablemente, me puse a llorar. A mi maestra interior no le quedó otra.
En Europa, a este fenómeno extraordinario se le llama sobredotación. Ahora altas capacidades. Si un niño de Infantil suma o resta de 10 en 10, de cajón llamamos a un especialista para que realice estudios del coeficiente intelectual y elabore un diagnóstico acertado. Les irá bien en la vida.
En Chiapas, al mismo fenómeno extraordinario se le llama hambre.
Aquí todos son, pues, superdotados.
Es verídico: en Chiapas, los del Kinder, ya saben sumar por decenas.
Lástima que no vayan a la escuela para demostrarlo.
Es increíble Ana y lo bonito que lo cuentas ???
Gracias Rosa! Intentamos haceros llegar lo que nosotros sentimos de alguna manera. ¡Muchos besitos!
Aquí se llama sobredotacion y allá se llama supervivencia. A nosotros con nuestras mentes europeas acostumbradas a medir las cosas con nuestros patrones nos sorprenden, hasta que entendemos que no podemos medir formas de vida tan diferentes, ninguna mejor ni peor, sólo distintas y sorprendentes.
Pues sí así es tata. Lo que pasa que te sigue asombrando la falta de oportunidades y que luego se mida todo con la misma vara. Es lo que hace que unos sigan adelante y otros estén destinados a vivir la vida que han llevado sus padres como un círculo vicioso eterno.