El orfanato de Procasa se encuentra en la ciudad de Oaxaca, estado de Oaxaca.
El haber conocido Oaxaca y sus gentes ha sido un regalo para nosotros. Una de las cosas más increíbles del voluntariado es la convivencia y la posibilidad de conocer lugares que ni aparecen en guías.
Como dicen aquí los locales "Oaxaca es único, Oaxaca te elige". Sin saberlo y sin buscarlo nos encontramos en el estado que, según otros muchos mexicanos que hemos conocido posteriormente, guarda y preserva mejor las costumbres y tradiciones del pueblo mexicano, con lo que nuestra vivencia aquí no ha podido ser más auténtica.
La gente de Oaxaca es pura. Los mercados están llenos de colores, de olores y de música. Las señoras caminan con sus mandiles y sus trenzas de colores vendiendo sus artesanías. Cada pueblo oaxaqueño se especializa en una. Las familias viven en terrenos compartidos donde cada uno tiene su humilde hogar y un patio común. Siempre hay un taller donde aprenden el oficio familiar: hay barro rojo, negro, tapetes, alebrijes... y la gente camina por la calle de los pueblos hablando en su lengua indígena. Oaxaca aún conserva muchas lenguas indígenas autóctonas que se siguen usando: el zapoteco, mazateco, mixteco y mixe son las más habladas. La riqueza cultural es extensa: en las bodas aún hay bailes con oro y chocolate que invocan la suerte económica del matrimonio y el Día de Muertos es digno de vivirlo. Los panteones se llenan de luz y de música y las familias aún siguen tirando flores de cempasúchil de camino para guiar a los muertos al hogar. En Guelaguetza en julio las calles se llenan de faldas y desfiles. Comparsas y más calendas. En el zócalo (plaza principal) SIEMPRE hay música y fiesta.
Lo afirmamos: La esencia de México está Oaxaca, y hemos tenido la inesperada suerte de vivirla y sentirla.
Los alrededores son hermosos y cada región es auténtica: las comunidades pesqueras de la costa, los pueblos del Istmo, los pueblos de Etla, la ruta del Mezcal (tienes que ir al mercado de Tlacolula), Hierve el Agua, Cuajimoloyas y Sierra Juárez... es tanta la historia, la riqueza cultural, y son tantas las hermosas costumbres y tradiciones oaxaqueñas que te lo iremos contando todo más a fondo a continuación. No hemos tenido la suerte de conocerlo todo pero te contaremos donde estuvimos en nuestros ratos libres y qué te recomendamos visitar.
- Ciudad de Oaxaca: La ciudad de Oaxaca tiene mucho que ofrecer y sobre todo, encanto. Pasear por sus calles ya es un placer: casitas bajas, fachadas de colores, techos de teja roja, y todo rodeado por montañas. En las laderas asoman casas rosas y celestes que aportan aún más colorido. El mercado de 20 de noviembre siempre está lleno de color y vida, por todos sitios huele al cacao de mayordomo y hay moliendas de chocolate caseras. El barrio de Xochimilco es el más antiguo y pintoresco de la ciudad, la plaza de las vírgenes (donde van los pintores bohemios) es hermosa y toda la zona de artesanías en… Hay mucha vida nocturna si es lo que buscas en el callejón del turista, mezcalerías y restaurantes o puestos ambulantes de todo tipo y su zócalo (la plaza central) es uno de los más vivos de todo México: siempre hay calenda, fiesta, conciertos, música, danzones, espectáculo, o baile. Vayas el día que vayas de la semana SIEMPRE hay ambientazo. Sin duda la ciudad de Oaxaca es magia en estado puro.
- Pueblos de Etla: Tuvimos la ocasión de visitar Etla de manos de una amiga que vive allí y en las morteadas, fiestas de día de muertos en las que cantan y bailan disfrazados y con una orquesta de a pie en casa de los vecinos que les reciben con bebidas y comidas. Son pueblos chiquitos pero con encanto y se come de categoría. Puedes llegar en bus y en colectivo (taxis comunes). El bus (depende la distancia), sale unos 8-20 pesos. El colectivo es algo más caro (entre 10 y 30) pero te lo recomendamos por la rapidez y la seguridad. No te aconsejamos coger el bus de noche. En alguna ocasión lo agarramos pero los mismos oaxaqueños lo desaconsejaban. Normalmente en México nunca recomiendan viajar de noche en bus en carretera.
- Ruta del Mezcal: Se llama así porque a lo largo de este camino de pueblos con encanto hay multitud de magueys, las plantas agaves de donde se saca el licor oaxaqueño, y por ende, cantidad de talleres caseros donde elaboran tradicionalmente el mezcal. En esta ruta hay muchos pueblos que conservan sus tradiciones y que son especialistas en diversas artesanías (barro rojo, negro, tapetes, alebrijes, tejidos…) Hay muchos pueblos mágicos: Tule y su árbol ancestral, San Nos quedó muchos por ver, Puedes llegar en bus y en colectivo (taxis comunes). El bus (depende la distancia), sale unos 8-20 pesos. El colectivo es algo más caro (entre 10 y 30) pero te lo recomendamos por la rapidez y la seguridad. No te aconsejamos coger el bus de noche. En alguna ocasión lo agarramos pero los mismos oaxaqueños lo desaconsejaban. Normalmente en México nunca recomiendan viajar de noche en bus en carretera.
- Tlacolula: Un pueblo con encanto para pasear, nos encantó el zócalo y la plaza de la Iglesia principal con su fachada de flores de colores. La iglesia por dentro es bastante curiosa: su planta es enorme y es famosa por sus escalofriantes figuras: muchas representan las torturas de los santos mártires de una manera muy cruda. Pero sin duda lo mejor es el mercado del sábado. Todos los pueblos de la ruta del mezcal llegan a Tlacolula a vender sus especialidades. Todo se llena de color, de frutas, de mezcal, de remedios caseros, de esoterismo, de olores, de mataratas “La última cena”, de cotorras y loros, de lazos de colores para trenzar el cabello y de cabellos trenzados con lazos de colores. Las señoras de todos los pueblos acuden con su indumentaria y sus mandiles, con sus cestos y sus artesanías. De todos los pueblos llegan a explicarte sus trabajos. Puedes dar vueltas y vueltas sin aburrirte alrededor de su estructura cuadrada. Dentro del mercado están las comidas: la zona de panadería, de barbacoas de borrego y chivo (dignas de probar ya que las cocinar en hoyos en la tierra) y de carnicerías. Cada puesto de carnicería tiene fuera su barbacoa con brasas para que, si gustas, te cocines la carne recién comprada y te la comas con tus tortillitas, “calientitas calientitas”
- San Martín Tilcajete: El pueblo de los alebrijes. Todas las familias del pueblo se dedican a estas artesanías. Los alebrijes son preciosos y nos sorprendieron la creatividad, el detalle de los dibujos y los colores. Las familias súper acogedoras, te abren las puertas de sus casas para que visites sus talleres. El pueblo en sí tiene mucho encanto para pasear: casas patio de fachadas coloridas rosas, turquesas, amarillas, caminos de arena, las placitas…hasta tuvimos la suerte de ver un combate de lucha libre en directo.
- Teotitlán del Valle: un pueblo con encanto que se dedica a los tapetes. Muy curiosos el proceso de esquile de ovejas, tintado de tejidos, hilado en ovillo…todo te lo explican. Los tapetes son preciosos y la gente encantadora.
- Mitla y Hierve El Agua: Mitla es otro pueblo con encanto. Muy bonito el zócalo y el mejor pollo mole que comimos en Oaxaca fue en su mercado. Es muy agradable de pasea y lo mejor es que muy cerquita se encuentra Hierve el Agua, el paraje natural que más nos enamoró de Oaxaca. Hierve el Agua se encuentra a unos 45 minutos de Mitla y hay que llegar en camioneta. Paran frente a la parada de autobuses. Nosotros tuvimos la suerte de ir de aventón (autostop) pero lo normal es que te cobren 100 pesos por llevarte la ida y otros 100 la vuelta. La entrada cuesta 25 pesos. Hierve el Agua es un sistema de cascadas petrificadas, formadas por carbonato de calcio que se formaron hace miles de años por el escurrimiento de agua. Hoy día han dado lugar a unas lagunas de agua verde con rocas serpenteantes que te hacen sentir estar en medio de un laberinto acuático. Puedes bañarte y la sensación es espectacular: al fondo se ven todas las montañas verdes y es como si te bañaras mirando al infinito. El horario de entrada es de 8 am a 7 pm, pero si te quedas en las cabañas de dentro (cuestan 200 pesos por persona y noche y ya no pagas entrada, es decir es como si pagaras 350 pesos por dormir dos personas que vienen a ser unos 15 euros) que tienen su baño, sus toallas y agua caliente, puedes tener el placer de ver amanecer y créeme, es un lujo que merece la pena. Los primeros autobuses de turistas llegan a las 9 am y te permite bañarte y pasear completamente solo durante 3 horas desde el amanecer. Mejor ve entre semana. Nosotros fuimos en jueves y estuvimos totalmente solos hasta las 10 que llegó un equipo de TV a hacer un reportaje para la tele. ¡Hasta nos entrevistaron!
- Montealbán: Son las ruinas más famosas de Oaxaca. Se encuentran como a 1 hora de la ciudad y se puede ir en bus. Cuesta unos 70 pesos la entrada y unos 50 el bus. También hay excursiones organizadas, obviamente más caras, casi el doble o más. Lo que te contamos aquí es para moverte por libre.
- El Istmo: no hemos tenido oportunidad de conocer esta hermosa zona, pero te contamos lo que sabemos de boca de otros compis de viaje que sí han tenido la suerte de visitar esta zona. A pesar de que no son muy queridos por sus vecinos oaxaqueños (según la historia los istmeños dieron entrada a la invasión francesa), es una región bella y las costumbres de sus gentes siguen arraigadas. Las comunidades aún hablan Mixe.
- Sierra Juárez: En la sierra hace frío, pero puedes disfrutar de entornos naturales y de la tirolina más larga y divertida de Oaxaca en Cuajimoloyas. Desde allí además hay varias rutas a pie a pueblos cercanos que merecen mucho la pena.
- Tuxtepec: No tuvimos chanza de visitar la región pero nuestro amigo Cris nos recomendó enormemente una zona de presas, llena de pueblitos en islitas pesqueras que se llama Isla de Flores. Hay muchas y puedes visitar las comunidades que viven allí.
- Costa: Aquí si tuvimos oportunidad de estar y solo tenemos maravillas para contar. Estuvimos en Huatulco (hermosas playas de arena fina y agua transparente y templada), que es bastante turístico, para un turismo de alto standing. También visitamos Puerto Escondido (playa del carrizalillo), playas muy bonitas pero demasiado lleno de americanos y canadienses para nuestro gusto, casi no pareciera que estabas en México. Aquí el turismo es promedio, de clase medio-alta. Nos gustaron mucho más Zipolite y Mazunte, con unas playas hermosas y un turismo mucho más hippie y de yoga (muy bonito en Mazunte Punta Cometa), y puestos a elegir Zipolite nos gustó aún más. Tiene playas nudistas (La playa del amor), un ambiente relajado y el pueblo en sí es muy bonito. Pero sin duda lo que más nos gustó de todo fue Escobilla. La playa en sí no es paradisíaca en el sentido de que hay oleaje y sus aguas no son cristalinas, pero fue la playa más salvaje que vimos. Kilómetros de playas solitarias, llenas de cáscaras de huevo de tortuga, de cactus y de zopilotes donde convivimos con una familia que vive en una comunidad de pescadores, y donde vienen cada mes a desovar las tortugas golfinas. Tuvimos la ocasión de acampar en la playa, ver amanecer y presenciar este fenómeno del desove, y fue una de las cosas más bonitas que hemos vivido nunca. Sin duda, te aconsejamos visitar Escobilla en época de desove, es una experiencia totalmente salvaje y natural. Además está en el centro de todo, a 20 minutos en combi de Zipolite, Mazunte, Puerto Escondido, y otras playas.
No todo va a ser trabajar, así que si haces voluntariado en Oaxaca no puedes negarte el regalo de conocer a sus gentes y sus pueblos. ¡Esperamos que te haya gustado!