Como podrás leer en nuestra página de Chazon Children Centre, pequeño orfanato-escuela fundado por el matrimonio keniata Lucy y Samuel Njenga, Molo está localizado en Kenia, en el valle del Rift.
SI has visitado nuestra página, ya habrás leído información sobre Molo y Chazon, pero ¿cómo es el día a día en Molo? ¿Cómo viven sus habitantes?
Para que te sitúes, Molo es un pueblo muy rural. Las calles sin asfaltar, las granjas, el campo, los mercados y los pequeños negocios conforman el paisaje diario de Molo. En Molo huele a hierba mojada, a polvo, a mango y ugali.
La mayor parte de Molo es campo y barrios de chabolas. El pueblo está dividido por las vías de un antiguo tren que ya no funciona. Hay una calle principal que atraviesa todo Molo, y alrededor de la cual se distribuyen pequeños negocios locales.
Pero no creas que hay mucha variedad: un par de tiendas de colchones, una carpintería, una tienda de huevos, un par de fruterías, un par de bares donde puedes comer pollo con patatas (Lucy te deja llevar allí a los niños del orfanato que disfrutan enormemente si les invitas allí a comer. Al cambio a los voluntarios nos sale muy poco por cabeza y puedes llevar a los 23 niños a disfrutar en un día especial) y un par de iglesias católicas. ¡Te sorprenderán los exagerados nombres de las iglesias! En Kenya hay una fe enorme en la religión, y las misas son súper curiosas de ver. Ataviados con su mejor conjunto, todos los domingos se reúnen para rezar, cantar, dar gracias, y algo muy curioso: regalar cosas a personas de la comunidad que tengan necesidades. En molo la ayuda de unos a otros es impresionante. A pesar de la escasez de recursos, si algún vecino sabe de la necesidad de otro, se reúnen en las iglesias y entre todos compran aquello que su vecino necesite (ollas, bolsas de ugali, arroz, algo de ropa…) y se lo regalan el domingo en la comunidad. Es increíble como a pesar de lo poco que tienen, son capaces de cantar y bailar al ritmo de la música y de compartir su alegría entre todos. Tras la misa, siempre se quedan charlando un gran rato afuera, poniéndose al día de sus vivencias. Todo es muy convivencial y en el pueblo todos se conocen. Si visitas Molo, te recomiendo que presencies aunque sea una vez, una misa de domingo, seas o no creyente, simplemente por entender mejor la vida de Molo, sus creencias y la actitud de su pueblo. Y por supuesto, te súper recomiendo que visites el mercado.
Cuando vas al mercado de Molo, es como si retrocedieras algunos siglos en el pasado. A mí me recordaba a los gremios de la edad media. Familias enteras trabajando en el negocio familiar: zapatos hechos a mano, costureras y modistas que hacen trajes a medida, tiendas donde solo puedes comprar huevos, o leche, o carne, o fruta. El mercado de Molo representa este carácter gremial del que os hablo.
Si vas al mercado, puedes ver como los puestos, colocados sobre el suelo arenoso, están ordenados en función de sus productos: en una calle encuentras la ropa, en otra los zapatos, en otra las verduras, en otras un pescado seco al sol muy típico de allí, en otra calle las tiendas de telas (hermosas y coloridas piezas con motivos geométricos o florales), al lado los pequeños y caóticos locales de las modistas, donde hacen por encargo vestidos, delantales, bolsas… de unas telas preciosas a un precio supereconómico. Podrás encontrar un montón de cosas interesantes: extrañas frutas y verduras, pescado seco, gente realizando sus artesanías en directo…
Molo es una zona muy rica culturalmente hablando. En Molo hay personas representantes de las 42 tribus de Kenia. Cada una con su idioma y tradiciones, trabajan del campo o en pequeñas tiendas familiares de artesanía. Las granjas de la zona son tan ricas en recursos que, no sólo puede alimentar a mucha gente de Kenia, si no a páises vecinos como Uganda, Tanzania, Sudán del Sur o Etiopía. Sin embargo, la mayoría de la población de Molo vive en situación de extrema pobreza.
Y te preguntarás cómo es que una zona con tantos recursos naturales es de las más pobres de Kenia. Yo te lo contesto: porque de su riqueza cultural también nacen sus problemas. Tras la colonización europea, los keniatas tienen que autodirigirse. Comienza el sistema democrático, su propio autogobierno, y los conflictos por la presidencia enfrentaron a muchas tribus. Los candidatos a presidencia eran de tribus distintas, y sus propuestas políticas siempre beneficiaban más a su tribu que a las demás. Esto hizo que en Molo, donde habitan personas de las 42 tribus, hubiera guerrillas civiles en 1992, 1997 y de nuevo en 2008, y que muchas personas llegaran como refugiadas. La influencia de los refugiados ha creado una tremenda escasez en los limitados recursos, incluyendo el agua, las casas, la atención médica, la escolarización y las oportunidades de empleo. Esto ha resultado en muchas familias rotas; la pobreza es un problema gigante; el desempleo se acerca al 50% y la vida de muchos se ha visto reducida a la mendicidad, al alcoholismo y a la desesperación.
La prostitución se encuentra en auge y cada vez más niños se echan a la calle a mendigar y acaban adictos al pegamento. Molo tiene muchos niños y familias callejeras, que se enfrentan cada día al hambre y la enfermedad.
Al hacer voluntariado en Chazon Children’s Centre y convivir con sus gentes, podrás sentir y entender cómo es la vida en Molo, y tu ayuda permitirá mejorar temporalmente tanto la vida de los niños como la vida de la gente en el pueblo.
Un pueblo que, a pesar de sus vaivenes y de sus penurias, siempre está dispuesto a ofrecerte un baile, una sonrisa y un repique de tambor al ritmo de su música contagiosa, que puedes oír siempre por las calles, en las radios, o en los matatus. ¡Jambo y Asante Sana gente de Molo!
Te dejo con una canción muy típica que me transporta directamente al mercado de Molo. ¡Que la disfrutes!