En este primer post sobre las comunidades indígenas voy a hablarte de mi experiencia en Puerto prado.
En la actualidad son varios los grupos nativos que habitan en la selva. Estos grupos viven principalmente en las márgenes de los ríos Amazonas, Napo, Ucayali, Marañón y Nanay. Se llaman comunidades, y viven en pequeñas malocas (casitas techadas) de madera. Son grupos reducidos, de no más de unas 20 o 30 familias, y aunque están en contacto con la civilización (van y vienen a la ciudad en barca o peque-peque como allí llaman a las pequeñas canoas), disfrutan de la tranquilidad de la Selva, y aún conservan muchas costumbres indígenas ancestrales, como la creencia arraigada en brebajes, ritos y mitología, así como en las plantas medicinales. Durante mi voluntariado en Iquitos tuve la oportunidad de conocer las siguientes comunidades indígenas: Puerto Prado, Irapakatun, y Padrecocha. Y la visita a cada una de ellas me enseñó algo bueno y bonito. La visita a las comunidades es un viaje muy barato, divertido, asombroso, salvaje. Sólo el salir desde el mercado de Nanay ya no tiene precio, lleno de vida. Os hablaré de Nanay en otro post. El trayecto hasta las comunidades es una delicia. Pura selva rodeándote en todo su esplendor. Las gentes de las comunidades te acogen con brazo abiertos. Están encantados de recibirte y enseñarte cómo viven. Algunos te permiten incluso dormir en malocas si quieres realizar recorridos o rutas por la Selva por un precio muy económico (dependiendo de los días y la duración). En estas comunidades de las que te voy a hablar se va y viene en un mismo día. No me podía permitir ir más lejos puesto que los voluntarios solo estábamos libres de trabajo sábados y domingos.
Empezaré por Puerto Prado, mi visita favorita. Esta comunidad de 66 personas recibió su reconocimiento como Área de Conservación Privada. Para llegar tienes que ir primero hasta el puerto de Nauta. Salen barquitos Iquitos-Nauta que van por 10 soles. Luego tomas un moto carro (2 soles) al puerto. Allí coges un peque-peque por 5 soles. Tardarás unos 25 minutos en llegar a Puerto Prado.
Al llegar dimos un paseo y enseguida nos vimos rodeados de niños pequeños. Te agarraban de todos lados y te enseñaban. Nos enseñaron su escuelita, donde estudiaban todos y tenían solo una maestrita que les enseñaba las lecciones. Eran de distintas edades y nos explicaron que hacían muchas actividades juntos, y que además la maestra luego ponía deberes adaptados a los niños según sus edades y capacidades. La maestra era uno de los miembros de la comunidad. “No vamos a parar de luchar”, dice y sonríe tímidamente Ema Tapullima. Una mujer de ojos brillosos y piel bronceada que se ha convertido en una de las más importantes representantes de la Amazonía peruana. Actualmente es la presidenta y líder de la Comunidad Nativa de Puerto Prado, un lugar a unos minutos de Iquitos en donde los niños nadan en el río y trepan árboles. Los esfuerzos de toda la Comunidad Nativa de Puerto Prado son una aventura en busca de una vida coherente y sostenible.
Los niños nos llevaron por la Selva. Querían que viéramos Meshi y el BoNi. Nos dijeron que Meshi era su amigo, el árbol más antiguo. Pero, ¿Qué es un BoNi? La palabra BoNi viene de “Bosque de Niños”, y es que son ellos los que lo conservan. Tras una caminata por la Selva en la que los niños escalaban por todos lados, te enseñaban a saltar en lianas y te contaban de primera mano que la savia de la platanera te cortaba las diarreítas y los dolores de panza, llegamos al BoNi. El BoNi es un trozo de Selva donde los niños de Puerto Prado adquieren conocimientos y valores, y fortalecen su vínculo con la naturaleza y también su identidad, sus costumbres y su lengua. Adentrarse en el Bosque de Niños de Puerto Prado es una verdadera aventura. Este pedazo de tierra se ha convertido en su área de juegos, pero también es donde aprenden de plantas, árboles y los beneficios de vivir rodeado de tanta naturaleza. El BoNi es un punto de encuentro dónde se reúnen, comparten ideas y preparan su proyectos. Para formar parte del proyecto, cada niño debe colaborar realizando tareas de reforestación. La filosofía del BoNi es la siguiente: cada niño debe sembrar 3 plantas. Una para él, otra que resulte beneficiosa para su comunidad, y otra para el bosque. En este tiempo, no solo han llevado a cabo iniciativas en su comunidad, también han viajado a otras para motivar a otros niños a que tengan su propio BoNi.
¿A que te encanta? Si viajas a Iquitos, visitar el BoNi de Puerto Prado es un “must-do”. ¡Tienes que hacerlo sí o sí! Te dejo un vídeo que grabé camino al BoNi y que refleja muy bien la realidad de Puerto Prado. Son sólo unos minutos. ¡A disfrutar!