El sistema educativo en Kenia deja mucho que desear. Para empezar hay alto porcentaje de población que por necesidad de trabajar y otros motivos no asisten a la escuela. Primero porque no hay plaza para todos. Segundo porque hay muchos niños de la calle que son tan adictos al pegamento que tienen que ingresar en centros de desintoxicación antes que ir a ninguna escuela. Otro de los motivos es que muchos niños tienen que recorrer todos los días 8 km o más para poder acudir a la escuela y otros 8 de vuelta para volver a sus aldeas por caminos o sendas frecuentadas por animales peligrosos, entre ellos el más peligroso de todos: el hombre. Cantidad de violaciones se producen en los campos de camino a la escuela, especialmente a las niñas pequeñas.
Las escuelas no tienen ni agua potable ni zonas de aseo o baños, ni nada parecido. El baño de la escuela de molo no era más que una poza séptica en el campo. Las aulas son de una sencillez o pobreza inimaginables… a veces no hay mesas ni sillas y los niños estudian en el suelo. La formación del profesorado no es en absoluto la apropiada, y siguen recurriendo a la tradicional enseñanza magistral y en algunas escuelas esta enseñanza es a base de castigos físicos.
Aun así sorprende el ímpetu y la constancia de los niños que van al cole. En el orfanato pasan las tardes hincando codos y los veranos estudiando a la vez que trabajan el campo. Luchan con todas sus fuerzas por hacerse un hueco en las escuelas secundarias y conseguir “sponsors” o padrinos que financien sus estudios para poder ser algo en la vida. Las escuelas secundarias en Kenia son excesivamente caras. Ningún alumno de ninguna familia, por más interés que tengan en aprender, puede permitirse pagar una escuela secundaria. Estudiar la secundaria es considerado un “artículo de lujo” allí. Es la única posibilidad que tienen de acceder a la universidad. Y una vez allí, deben buscar otra financiación para sus estudios universitarios, ya que toda la educación de África es privada, al igual que la sanidad. Algo incomprensible para familias que viven en chabolas cuyo alquiler cuesta 3 euros al mes que no pueden pagar.
A veces, una caja de pastillas simples como el paracetamol o un trimestre de estudios cuesta más que 6 meses de alquiler.
Además de recoger niños de la calle y proporcionarles hogar y cuidados en el orfanato, esta es otra de las cosas por las que luchan Lucy y Samuel en Chazon: proporcionar a los niños una enseñanza primaria gratis, con sus uniformes y libros y un plato de comida al día. Para ello buscan padrinos que financien sus estudios. El coste es de 100 euros al año por niño (unos 8 euros al mes). También se encargan de proporcionar padrinos a los niños que pasan a secundaria, niños que son admitidos por muy buenas escuelas de Kenia por sacar excelentes notas pero que no pueden ni por asomo pagarse los estudios del instituto.
Esto es lo que le ocurre ahora mismo a Joshua, un niño de Chazon, que está buscando padrino para poder seguir estudiando y labrarse un futuro en la vida. Si quieres apadrinar los estudios de primaria o secundaria de un niño de Molo como Joshua, contacta con los voluntarios españoles en esta dirección de correo chazonspain@chazonafrica.org. Te informarán de todo.
Otro chico, Jared, ya han conseguido padrino que le asegure su continuidad en la escuela secundaria. Puedes ver más info en nuestra página de Facebook.
Además, gracias a los voluntarios de Chazon y las recaudaciones, Lucy y Samuel pudieron comprar un mini autobús para recoger a aquellos niños y niñas que viven más lejos de la escuela y librarles de los peligros del camino.
Dentro de poco, comenzaremos un Crowdfunding para poder cubrir un miniproyecto del cole y orfanato. Te informaremos en cuanto sepamos con claridad dónde es más necesario invertir el dinero o qué necesidad urge más cubrir. ¡Acompáñanos en nuestro primer crowdfunding! Tu ayuda es muy importante.